Duérmete niño, duérmete ya…
Ni viene el coco ni sabemos qué hacer.
Cuántos padres no recuerdan qué significa dormir cuatro horas seguidas.
Dormirse mamando, no dar un ruido durante el día y activarse cuando los
adultos caemos rendidos; los bebés tienen que aprender a diferenciar el
día de la noche; hay técnicas para ello

Sara Cañamero es matrona, enfermera pediátrica y directora de Maternatal, un centro de atención integral a la mujer y primera infancia; nos explica cómo funciona el sueño en el bebé y cómo lograr adaptarlo a nuestro ritmo.
- El bebé se despierta muchas veces por la noche ¿cómo deben actuar los padres?
Lo normal es que todos, incluidos los bebés, tengamos entre cinco y cuatro despertares por la noche, solo que los bebés no saben cómo volver a conciliar el sueño; por eso se desvelan y los padres no saben qué hacer o cómo enseñarle.
- ¿Existe una edad concreta en la que debamos dormir de un tirón?
Podemos enseñar al bebé determinadas rutinas; a los dos o tres meses de edad cuando ya el ritmo circadiano se ha adquirido, simplemente debemos diferenciar el día de la noche.
Los bebés no saben en principio diferenciarlo y hasta los dos meses duerme unas 16 horas; como no hay diferencia entre el día y la noche se reparten equitativamente entre las 24 horas del día.
- ¿Mucha gente comenta que por la noche, su bebé “se activa”?
En el feto es algo paradójico y realmente el periodo de sueño es bastante corto; una vez que nacen todavía su sistema neurológico es muy inmaduro y el sueño se presenta como un patrón inmaduro. Tiene ciclos de sueño ligeros bastante largos y de sueño profundo más cortos y a medida que van madurando y cumplen años, a partir de los siete, el patrón de sueño es muy similar al del adulto.
- ¿Y cómo podemos revertir esa situación?
Un gran error es quitar las siestas durante el día; recomendamos hacer una agenda, un registro durante varios días para ver el patrón de sueño de nuestro hijo. En base a ello, analizamos cuándo duerme más o menos y intentaremos ir metiendo pequeñas pautas y cambios para que el sueño durante la noche se prolongue un poco más.
- ¿Qué pautas deben seguir los padres?
Pienso que a los seis meses un niño ni sabe ir adormir solo, ni entiende que tú le metes en la cuna y tiene que dormir. El doctor planteaba cómo educar a los niños, en este caso los padres no podían ni tocar ni mecer a su hijo ni responder ni atender sus necesidades. Lo que se ha visto, con este método es que los bebés no aprender a dormirse solos pero aprenden que su llanto no sirve para nada.
- ¿Es adecuado, por tanto, este método?
El bebé en una situación prolongada de ansiedad se autodroga y se queda dormido por el agotamiento y por esta defensa del cerebro ante una situación de estrés.
El doctor Estivill tiene cosas muy interesantes dentro de su estudio en cuanto el sueño infantil y que podemos tener en cuenta; no hay un método global para el niño.
- Otro eterno debate, ¿coger en brazos al bebé mucho o poco?
El mejor método, pienso, es enseñarles y acompañarles desde el respeto. Explicamos a los padres que aprender a dormir es todo un proceso que va junto todo el proceso madurativo del bebé.
De recién nacido lo único que nos gusta enseñar es aprender a diferenciar entre el sueño y la noche; esto nada más llegar a casa, que el padre se implique, que sea una figura que ayude a su hijo a dormir: una o dos veces, de todas las siestas del hijo debería acompañarlo para que el bebé sepa que junto a su padre puede dormir tranquilamente.
- Que el bebé se quede dormido mamando también es habitual.
Si un niño se duerme enganchado a la teta de la mamá, cuando se despierta y no la tiene va a llorar porque lo necesita para volver a conciliar el sueño. Tenemos que romper esa situación y buscar pequeños elementos como el chupete, una manta o un peluche que vaya a estar continuamente durante los despertares.
Tenemos que hacer un entrenamiento paulatino de destete para dormir. Aprender a ver las señales que nos indican que empiezan a tener sueño y que entra en una fase de sueño ligero a sueño profundo; no tenemos que dejar que el niño se duerma profundamente enganchado al pecho.
Si se queda medio dormido, le separamos del pecho y le metemos en su cuna con un elemento externo que queramos: mantita, chupete… cuando se despierta vuelve a tener eso que le genera seguridad. Con entrenamiento, aunque no es de la noche a la mañana, se consigue
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